Para cerrar el día vamos a disertar respecto a que el feng shui tampoco es la panacea, la cura para todos los males ni mucho menos un conjunto de reglas tiesas que nos esclavizan en todas nuestras decisiones.
Hay situaciones que se nos salen de las manos y, o implementamos las curas recomendadas o tratamos de salir airosamente aferrados tan solo a los principios, eludiendo la normatividad menuda. No siempre podemos estar al tanto de usar tal o cual vestido, tal o cual color, de realizar un negocio un día o no auspicioso, etc. Nuestra vida sería casi imposible de vivir.
Este discurso trae a mi memoria las enseñanzas de papá cuando decía que todos los extremos son viciosos. La moderación es la clave para vivir una vida feliz. Los suplementos son buenos, abusar de ellos no.
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