Mujer serpiente amor y personalidad

La mujer serpiente amor y personalidad, un texto para resaltar las cualidades y características de las damas de este signo zodiacal chino, en general.

Cuando la seductora celeste ingresa por la puerta, muchos creen haber visto a un Angel (jejeje no a mí, que me llamo Angel, sino a un ser angélico y divino); es la personificación de la divinidad y en condiciones normales no ha de tener escasez de pretendientes.

Casi siempre su aspecto es impresionante pero no es cuerpo vacío, no, también puede ser hermosa por dentro, en su alma, en su pensamiento.
Es capaz de amar con intensidad y pasión, inclusive hasta con lujuria llegado el caso, pero siempre, muy a tono con sus sentimientos. No obstante, debajo de esa apariencia sociable y magnética hay un ser discreto y respetuoso de la privacidad.
Si de dar consejos se trata, es la nativa,zodiacalmente hablando, más apta para hacerlo, así que si fuere el caso no dude en consultarla.Sin embargo, no olvide al abordarla, que a ella le cuesta trabajo abrirse por completo y exponer su mundo interior.
Plenamente consciente de su capacidad seductora, la mujer serpiente no ostenta ni acentúa sus atributos femeninos con tanta frecuencia como otros tipos de mujeres.Pudiera vestir muy bien y con mucho tacto, siendo muy meticulosa con su ropero y su ajuar en general.
Prendas costosas, joyas finas y perfumes exóticos acaso sean su debilidad. Pero ella no necesita embellecerse mucho más de lo que hermosa que ya pudiere ser.
Pudiera ser una curadora de arte, orgullosa de su colección de obras de arte. Generalmente es muy inteligente y de modales impecable, haciendo de ella una anfitriona fenomenal; su suave voz cautiva y embriaga a los sentidos.
Cree que el arte es una forma sublime de manifestar la creatividad.
Pero no todo puede ser dicha para las mujeres serpiente; sufren de ciertos males de salud como problemas renales, quistes ováricos, inflamaciones de vejiga y retención de líquidos. No suele ser mujer de deportes extenuantes.
Pudiera ser algo complicada con lo que come y se fija en la manera de preparar los alimentos así como en la presentación formal de los mismos, tanto como en el sabor de la comida.
Suele detestar la vulgaridad, la violencia y los conflictos, asimila rápidamente información y aprende con fluidez; el diálogo y el intercambio de ideas son muy importantes para ella, siempre y cuando su interlocutor tenga una veta filosófica notoria.
Pertenece al grupo de almas yin, que propenden por la paz y la armonía en el universo.

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La serpiente hembra

La mujer Serpiente es generalmente muy hermosa, asombrosamente hermosa. Pero a diferencia de la deslumbrante y provocativa belleza de la mujer Dragón, la de ella es conmovedora, desarmadora, hechizante. Sería muy difícil hacer un inventario completo de su atuendo de seductora. Mantiene un cuerpo joven y flexible durante mucho tiempo, con una figura de reloj de arena y curvas suaves y armoniosas. Hay que ser de mármol para permanecer insensible al óvalo perfecto de su rostro, a sus labios rubicundos y siempre húmedos, a sus dientes regulares y de un blanco deslumbrante, a sus pómulos rosados y ligeramente protuberantes. Pero son sus ojos lánguidos, de insondable profundidad, en forma de almendras, los que constituyen su arma de absoluta seducción.
«Cuando la suerte nos sonríe, nos encontramos con amigos; cuando está en nuestra contra, nos encontramos con una mujer bonita». Este proverbio chino se aplicaría bien a la mujer serpiente porque, como hemos visto, es una mujer fatal. El que lo ama a él o a la esposa debe esperar todo tipo de contratiempos: es el rescate de los placeres divinos lo que le da. Son innumerables los hombres que, aun advertidos del peligro que les aguarda, buscan tener a esta mujer en sus brazos.
Pero si trae desgracia a los hombres, no es porque sea intrínsecamente malo. Es cierto que «la belleza y la locura a menudo van de la mano» (Baltasar Gracián), pero la mujer Serpiente es una excepción a la regla. Ella no es un pez dorado sin cerebro, tiene algo de sentido común de sobra. Parece que al Cielo, o Dios o Buda, como prefieras, le gusta acosar a los hombres que lo aman, como si tuviera celos de ellos.
Por supuesto, la mujer Serpiente tiene defectos, grandes y pequeños, que a los hombres no les gustan. Consciente de su belleza y su poder de seducción, no puede evitar tener una actitud altiva y desagradable en ciertos aspectos. Cervantes ya ha observado que «el desdén y la belleza son inseparables». Caprichosa y exigente, la nativa es de buena gana, pero más bien es culpa de los hombres -, con su comportamiento indigno, la incitan a tener deseos excéntricos y no escatiman esfuerzos para satisfacerlos para obtener sus favores. ¿No dijo Madame de Staël: «La virtud de la mujer depende casi siempre de la conducta de los hombres»?
La lealtad no es a priori parte de la naturaleza de la mujer Serpiente. Esto ya lo sabemos. Ni el matrimonio ni sus juramentos más solemnes pueden evitar que se entregue a múltiples aventuras amorosas a cualquier edad. Dondequiera que va, deja tras de sí una multitud de amantes incondicionales. Suele ser más mujer que la mujer definida por Víctor Hugo en estos términos: «Una mujer que tiene un amante es un ángel, una mujer que tiene dos amantes es un monstruo, una mujer que tiene tres amantes es una mujer».
Pero si se permite todas las libertades, las rechaza categóricamente a sus amantes. Claramente, carece de juego limpio en el amor. Sus celos, bien conocidos por los astrólogos, la hacen desconfiada, dura, implacable y pueden empujarla a los peores actos de maldad que la hacen incurrir en muchos líos. Si estos celos se corroboran aún más con hechos reales, carcomen al nativo día y noche como la descomposición de sus huesos. «Los celos son el mayor de todos los males y el que menos compasión causa a las personas que los causan», dijo La Rochefoucauld.
La mujer Serpiente también es muy posesiva, hasta el punto de que los que ama se sienten sofocados y disminuidos. Sus hijos son las principales víctimas de esta posesividad. En el fondo, no quiere que crezcan y se independicen. Quiere tenerlos siempre con ella y ejercer un control incansable sobre sus pensamientos, acciones y acciones. Es raro que sepa respetar su personalidad.
Incluso aquellos a quienes ya no ama no escapan a su interferencia. Vemos aquí una de las manifestaciones de su preocupación por sentirse siempre amado, deseado, ser objeto de pasiones incumplidas. La vanidad no es, de hecho, la menor de sus debilidades.
Cuando la mujer Serpiente logra domesticar su corazón – esto es raro, hay que admitirlo – puede ser una esposa excelente, amorosa y fiel, y una madre admirable de familia. Esto no es sorprendente, ya que tiene una sólida base de sabiduría. Sin embargo, no puede evitar tener de vez en cuando arrepentimientos o un sentimiento de rebelión. «Las mujeres honestas están inconsolables por los errores que no cometieron», dijo Sacha Guitry. La Rochefoucauld opinó lo mismo: «Hay pocas mujeres honestas que no se cansen de su profesión».

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