Budismo y cristianismo, diferencias y semejanzas

El tema a desarrollar esta vez es Budismo y cristianismo, diferencias y semejanzas. En muchas ocasiones, el budismo y el cristianismo se presentan en una misma discusión, pues se dice que existen ciertas similitudes entre estas creencias y/o religiones. Un tema que se hace interesante, pues se trata de 2 de las 5 formas de pensamiento más importantes en todo el mundo, respaldadas por millones de personas.

Ninguna de estas dos religiones coincide en el momento de su creación, tampoco en su lugar de origen. El cristianismo proviene del antiguo imperio romano, de Judea, y nace en el año 753 tras la fundación de Roma; el budismo, por su parte, se originó en la India, en algún punto de los siglos VI y IV a. C. Ante esto, ¿Por qué tantas asociaciones entre ambas? Vamos a descubrirlo.

¿Qué diferencias hay entre el cristianismo y el budismo?

Vamos a comenzar entendiendo las diferencias que se presentan entre estas dos vertientes, a modo de entender cuáles son los preceptos de cada una.

Visión sobre deidad

Una de las principales brechas que existe entre el cristianismo y el budismo es su visión acerca de la existencia de un Dios. Por una parte, el cristianismo se sostiene bajo una visión monoteísta, es decir, que concibe la existencia de un Dios único, responsable de la creación del mundo y de sus cambios.

La religión cristiana acepta la existencia de Jesús como su Dios, quien durante su existencia se expresó como una persona cuyos pasos debían ser repetidos como un estilo de vida, convirtiéndose actualmente en cánones del pensamiento del cristianismo.

El caso del budismo es totalmente opuesto, ya que sostiene una visión no teísta, lo que quiere decir que no concibe la existencia de un Dios respectivamente. De hecho, el budismo rechaza la idea de que el mundo sea gobernado por una fuerza superior que sea responsable de milagros divinos.

La vida después de la muerte

Otro punto en que el budismo y el cristianismo difieren es en la concepción de la vida no terrenal. El cristianismo apela la existencia del denominado libro de la vida, un libro en el que Jesús escribirá los nombres de quienes pasarán a la vida eterna en el reino de Dios. Todos los nombres de las personas que hayan sido fieles a su doctrina, serán escritos en este libro.

El cristianismo contempla el fin de la creación, un momento en el que toda la humanidad llegará a su fin. Popularmente, este fenómeno es conocido como el Juicio Final, pues aquí todas las personas serán juzgadas según la moral que hayan seguido durante su vida. Quienes no hayan vivido en conformidad con la palabra de Dios, irán al lago de fuego para la muerte segunda.

La explicación de este punto en el budismo no es muy precisa, dado que el budismo no contempla la existencia de un punto de partida y de conclusión en la existencia. En este sentido, esta vertiente no expresa un inicio y un fin para la vida, considerando más bien un ciclo interminable en la existencia.

EL concepto del Nirvana –asociado a la muerte- no posee una explicación clara, por tanto, se le conoce como el fin del sufrimiento y la existencia. Es una instancia en la que no hay vida ni muerte, ni calor o frío, ni aire o fuego, por ende, advierte que el sufrimiento se detiene. Es una consecuencia, un estado de reflexión en el que el cuerpo y la mente pierden su esencia individual.

¿Qué semejanzas hay entre el cristianismo y el budismo?

No todo entre el cristianismo y el budismo consiste en divergencias, ya que existen semejanzas realmente interesantes entre estas. Al momento de hablar de estas dos vertientes, podemos notar que:

La búsqueda de la felicidad eterna

Existe un interés, un fin en el que tanto el budismo y el cristianismo coinciden, y es en la felicidad eterna. Según los dictámenes del cristianismo, Dios yace en el corazón de todos los hombres, pues este es una creación de Dios, por ende, su búsqueda solo terminará cuando encuentre a Dios, quien le dará la verdad y la felicidad eterna.

En el budismo podemos encontrarnos con el concepto de la denominada Budeidad o también la semilla de la Budeidad. Es una instancia que habita en el interior de todos los seres vivos, la cual crea en estos el deseo de ser felices para toda la vida. La semilla nos permitirá reconocer que sufrimos, pero que, ante esto, deseamos ser en la felicidad eterna.

Los mandamientos de la ley de Dios y las acciones virtuosas

¿Conoces los 10 mandamientos de la ley de Dios? Es muy posible que sí, pero ¿sabías que en el budismo también existen las llamadas 10 acciones virtuosas? Son dictámenes que todos sus practicantes apropian como las directrices para definir su estilo de vida en función de la creencia con la que se identifiquen.

  1. Amar a Dios sobre todo / Buscar a Buda: El cristianismo insiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y por su parte, el budismo advierte el compromiso en la búsqueda de Buda, Shanga y Darma como un refugio intercambiable por dioses falsos.
  2. No hablarás de Dios en vano / Respetar a Buda: No expresarse de Dios de manera vana, irrespetándolo, es el segundo mandamiento de la ley de Dios. Paralelo a esto, el budismo explica la importancia de respetar a Buda en todo momento.
  3. Santificar las fiestas / Tsog: El cristianismo habla de fiestas puras, donde no exista la intimidad ni la inmoralidad, el budismo nos habla de los Tsog, una celebración en la cual no debe discutirse ni crear el disturbio.
  4. Honrar padre y madre / Agradecimiento y respeto: El cristianismo nos habla de honrar a nuestros padres, de amarlos y darles felicidad como seres pilares en nuestra vida. El budismo también corrobora la idea de respetar a los padres, de agradecerles en todo momento y amarlos por siempre.
  5. No matarás: Tanto el cristianismo como el budismo rechazan de manera rotunda la idea de arrebatar la vida. En este sentido, ni los cristianos ni los budistas pueden aceptar el acto de matar..
  6. No cometerás impurezas / Evitar actos incorrectos: El cristianismo solo acepta a quienes cumplen con la moral de Dios, apelándose a la norma de su juicio. El budismo también rechaza las impurezas, indicando que nadie deberá actuar de manera incorrecta.
  7. No robarás: El cristianismo, al igual que el budismo, no aceptan la idea de robar, por lo que cualquiera de estos comportamientos está prohibido en estas dos vertientes.
  8. No mentirás: No es aceptado, ni en el cristianismo ni en el budismo, los testimonios falsos o mentiras. Este se convierte en el octavo mandamiento u octava acción virtuosa respectivamente.
  9. No sostener pensamientos incorrectos: Ninguna persona debe conservar ni elaborar pensamientos de impureza que atenten contra la moral de Dios o de Buda. Este es el noveno mandamiento de la ley de Dios u acción virtuosa del budismo.
  10. No tentar ni desear cosas ajenas: No se debe codiciar lo ajeno. El cristianismo rechaza que exista cualquier deseo por lo que no nos pertenece. El budismo, por su parte, no acepta que una persona sienta avaricia por lo que no le pertenece.

Dos vertientes con ciertos puntos de coincidencia

El cristianismo y el budismo guardan ciertas similitudes, pero en definitiva, una brecha muy importante marcada por sus diferencias. Ambas vertientes cuentan con el respaldo de millones de personas, lo que les convierte en religiones altamente importantes y también populares en múltiples países.

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